sábado, 5 de mayo de 2007

POESIA: Gutemberg Aliaga Z.

Gutemberg Aliaga Zegarra, “Guto” para los amigos, es un poeta nacido en Sucre en 1947. Egresó del Instituto Pedagógico Regional de Celendín como profesor de Castellano y Literatura y ha ejercido la docencia en diversas instituciones del departamento. Su obra poética y narrativa, plena de reminiscencias telúricas, habla de su amor a la tierra y se desliza cantarina como las aguas de los riachuelos de nuestra tierra natal.
En 1989 obtuvo Mención Honrosa en el Concurso de Cuentos Andinos, en 1991 obtuvo el Primer Premio de cuento “Alfonso Peláez Bazán” y en 1992 obtuvo Mención Honrosa en los juegos florales “César Vallejo”. Ha publicado “El Sueño del Floripondio”, “Fibras del Tiempo” entre otras obras.
El poema que publicamos es un reclamo viril, es la voz de un pueblo, víctima de un sino trágico que parece perseguirlos: El olvido de sus hijos.

"El Huauco" Fotografía de Jorge. A.Chávez Silva "Charro"

ANGUSTIA Y REFLEXION

Qué será de mi pueblo
a esta hora…
Cuando entre vítores,
cohetes y bombardas
iluminen su cielo azul
jaspeado de titilantes estrellas.

Qué será de mi pueblo
a esta hora…
De ver sus calles retorcidas
y sus techos disparejos
escondiéndose en el alma
al ritmo cadencioso
de sus aguas cantarinas.

Qué será de mi pueblo
a esta hora…
Hoy que sus cerros enhiestos
centinelan su futuro
departiendo severidad e hidalguía.

Y en la inmensidad de su égloga verde,
de sauces llorones.
de blancas garzas
y melodiosos zorzales,
saluden a nuestro Santo Patrón:
San Isidro Labrador.

A esta hora, cuando sus hijos
Desandan su progreso,
lo corroen, lo apostrofan,
y le merman el pan de su sustento.

No por mí…
Ni por ti…
Ni por él…

Por sus mujeres
que genuflexan la cerviz
ante la imagen hierática del sombrero.

Por sus jóvenes,
que deambulan sin Dios,
buscando el sendero de sus antepasados.

por sus niños,
que esperan un pan más
del costado sangrante de Cristo.

Por eso canto para los cicateros,
para los huérfanos de espíritu.
Para que sus apetitos
no mengüen nuestras aspiraciones.
Para no deambular entre ceja y ceja,
deshonrando a nuestros padres.
Para no exclamar: ¡Hermanos!...
Para ustedes canto yo…
¡Con amor fraterno!
¡Salud!

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