miércoles, 16 de mayo de 2007

POESIA: Bonifacio Mariñas C.

Bonifacio Mariñas Casahuamán (Bómaca) nació en Sucre, en el antiguo Huauco, en 1943 y estudió la primaria en la Escuela Nº 83 Andrés Mejía Zegarra de su pueblo natal; la secundaria en el entonces Colegio Nacional “Javier Prado” de Celendín, egresando con premio de excelencia.
Obtuvo el título de Normalista en la Escuela Normal de Varones de Cajamarca y desempeñó muchos cargos en el sector Educación, entre ellos el de profesor estable en el Instituto Pedagógico Regional de Celendín y luego como Supervisor Provincial de Educación de Cajabamba.
Tiene una copiosa producción literaria y destacan entre sus poemarios “Imagen del Recuerdo”, “Cantos de Amor”, “Umbrales”, “La dimensión del verso”, entre otros.

"Callecita del Huauco", óleo de Jorge A. Chávez Silva, "Charro"


DÉJAME HERMANO CAMPESINO

Tablillaré tus penas rotas
en un atado de harina mezclado con el viento
ausente de gracia
triste a tu dolor.

Enlazaré tu poncho a la montura
del caballo que descarga su hambre
a cada paso de viejo caminante
y en el portal de la cuesta
un regio padrenuestro saludará con lluvia
para empezar la nueva tregua
de la vida.

Ayuntaré a tu buey romero
con el potro negro
de la esquina de tu choza
al rayar la mañana
para tu siembra infinita
de esperanza.

Campesino del Perú
de genial carrera bautizada por tus pies
aplaudida por el hombre que te grita
atolondrado y nervioso al ver tu serenidad gigante.

Plantaré la estaca de tu caballo guaycho y
de la yegua beige.

Colmaré tu cólera con un rato de cariño
y amistad
al ensuciar el agua del potrero
donde se bañan suavemente
las palomas.

Encenderé ligero
la chamiza de tu roso
para contemplar después el maizal de la cañada
y tocaré una música celeste
a la orilla del verde prado
hasta hacerte llorar de alegría
para decirte hermano de la vida
el campo desnudo te saluda,
cuando lo vistes con tu traje verde.

Frotaré fuerte el dolor de tu rodilla
disconforme con el frío de tus continuas madrugadas
soleadas por el aire
y mojadas por la lluvia del camino.

Zurciré tu costal destruido por el barro
o el hambre de algún roedor que se esconde
ante la fuerza de tus brazos;
teñiré tu modo de andar
con la lana de tus borregos
que ensucian el corral,
pero déjame mirar tus jardines naturales
que adornan silenciosos
los suaves besos de la luna.

En fin… hermano campesino
descansa,
duerme siempre en tu choza,
en la gavilla de tus eras,
en las cuevas hasta que venga
la ganadera hermosa de tu sangre
y sienta la victoria de tu banco
en tu cambiante paisaje.
Hasta que seas tú el grande,
hasta el triunfo laureado
de tu hambre.

No hay comentarios: