miércoles, 31 de diciembre de 2008

CUENTO: Jorge Díaz Herrera

Siempre me pregunté el por qué de aquello que los perfumes más exóticos vienen en frasco pequeño. Hoy he descubierto que es porque encierran la esencia del perfume, producto tal vez de un sinuoso alambicamiento de alquimistas que permite encontrar el espíritu de cada cosa. Lo mismo sucede con el arte: un caricaturista, por ejemplo, es mejor cuando logra sintetizar en una línea la personalidad del personaje. Pero ¿Cómo sintetizar toda una historia en unas pocas líneas? Nuestro escritor Jorge Díaz Herrera nos da una muestra de ello en este hermoso cuento. En él, el paso del tiempo es un elemento añadido que podemos manejar de la forma que mejor interpretemos. (NdlR)

AL FIN MARIA JUDITH
María Judith pudo haber sido feliz desde el día que se lo propusiese. Los muchachos del barrio hacían lo indecible por ganarse su corazón, mas ella endurecía el rostro y desbarataba con sus desdenes los afanes de todo pretendiente. La puerta de su casa era una primavera. Al fin, María Judith bajó la guardia y salió al aire libre de la calle risueña y dispuesta a conceder. Pero percibió algo extraño: los muchachos eran otros e incluso el devaneo de su cintura se había endurecido y en su caminar arrastraba los pies. Nunca pudo echarse de la boca el sabor a cosa quemada que le provocaba náuseas cada vez que esos grillos endiablados, los muchachos de ahora, la acosaban gritándole Brujilda, empeñados en hacerle en hacerle ver la maldad del tiempo cuando se propone hacer de una rosa fresca una rosa seca

miércoles, 24 de diciembre de 2008

CARTAS: Elogio al poeta

La publicación de mi libro Árbol de atisbos despertó entre mis amigos un entusiasmo fraterno, mi gratitud por ello siempre será perenne.
Cuando Franz Sánchez Cueva, joven estudiante universitario, supo de la publicación me envió una carta. Me atrevo a publicarla por su validez formal, quiero decir, por su calidad como escritura talentosa. (J. Horna)

Lima, lunes 03 de noviembre de 2008

Amigo Jorge:
La felicidad que rebosa mi ser, se esparce entre líneas al saber, amigo, que una publicación suya ve la luz, espero con apetencia acrecentada tener en mis manos un ejemplar.
Auguro que su sensible pluma no caerá abatida por la tibieza de – principalmente- nuestros paisanos. Que por el contrario, muchos seguimos sus trabajos y que lo admiramos, quedaremos complacidos hasta el embeleso con su obra, mas aún siendo esta poética, que es con lo que verdaderamente lo identificamos. Escribo en “nos” porque comparto con muchos la admiración hacia vuestra persona.
No le recomiendo suerte porque de ella viven los que esperan los frutos de la nada. Le deseo éxito, que es de lo que viven los que siembran, cosechan y alforjan. Como usted paisano, como usted amigo. Éxitos.
Su amigo
Franz.

martes, 16 de diciembre de 2008

FOLKLORE: Danzas y pallas

Luis Quiroz Amayo es un profesor de educación primaria que ha dedicado gran parte de su vida a la investigación arqueológica de los vestigios –aún no explorados- de Celendín. Quiroz Amayo tomando como instrumento de estudio la Historia pre hispánica y pre Inca, ha publicado profusamente datos novedosos sobre nuestra provincia (historia, arqueología, geología)
De Reflexiones, cuadernos de Cultura y Crítica No. 2 (Lima, 1992), Publicación del Centro de Estudios Celendinos, extraemos el siguiente artículo:

EL FOLKLORE CELENDINO
Por Luis Daniel Quiroz Amayo
Si analizamos el folklore celendino vamos ha encontrar una manifestaciones poco densas o mixtificadas por el tiempo y el contacto con la cultura peninsular, que en Celendín le dan una fisonomía propia, aun cuando subyazca un patrón cosmogónico andino. Verbigracia, la serpiente que supervive en la danza Guayabina y en la mayor parte de danzas vernaculares de vieja raigambre marañónica.

"Guayabina V", óleo por "Charro"
Si la serpiente como elemento cosmogónico supervive en la danza, también supervive en el cuento y en la mitología andina, en el cuento y el mito celendino. Por ejemplo, en la leyenda de la Pampa de la Culebra (1). Que la yuxtaposición de la cultura ha mixtificado, en determinada medida, la pureza del mito y de la danza marañónica es evidente; los elementos hispánicos son fácilmente identificables en la danza y en el cuento aparece el toro, el sombrero, el escarpín, el caballo y los elementos propios de la catolicidad.
Lo propio, lo autóctono, lo primitivo tiene un profundo y oloroso sabor marañónico. El ritmo de los shilshiles que suelen acompañar nuestra danza típica es secular y onomatopéyico, típicamente marañónico.
La serpiente en cuanto a cosmogonía del Marañón se encuentra en la lítica chavínica, que definitivamente es nuestra, en la cerámica, en la textilería, en la pintura y en la escultura panandina. Bástenos observar la Estela de Raymondi, la Piedra de Muyuk, ceramios marañónicos y chavínicos, tejidos y pictografías mochicas o restos escultóricos para evidenciar tal tesis.
El segundo elemento tipo de nuestro folklore es la personificación del demonio, del shape (2) presente y vigente en la danza de los Shapes del Potrerillo de Sorochuco.
Tal vez en la danza de los shapes contrarios a la danza de Las Pallas, haya más pureza del elemento cosmogónico que personifican. Los shapes aluden al espíritu del mal, la maldad, la fealdad, las tinieblas. Españolizada la danza expresa la impiedad.
Los Shapes de Sorochuco aparecen como representación de la impiedad y danzan y bailan impúdicamente con manifestaciones hostiles a las Pallas de la Virgen Madre Inmaculada. Las Pallas entonan cánticos de alabanza que preconizan la bienaventuranza eterna de María Inmaculada, mientras que los shapes profieren alaridos demoníacos.
La mixtificación es ostensible, Pallas y Shapes que se presentaban antaño en la procesión de la Virgen Inmaculada el 8 de diciembre, ahora se presentan en la fiesta del Patrono del caserío del Fatro-Potrerillo de Sorochuco el 15 de septiembre. La copla que evidencia el contenido manifiesta la permeabilidad del folklore andino a la influencia hispánica:
Shape de la banda
Shape de Sorochuco
Shape, shape, shape.
Existen otros elementos del folklore celendino identificables como cosmogonías de origen marañónico y andino, de las cuales nos ocuparemos en otro artículo, pero dada su persistencia sólo las mencionaremos:
El Auqui o espíritu del cerro, que produce Querencia del Cerro o Mal del Cerro, identificable o congénere con el Mal de Espanto.
En nuestro último viaje a Muyuk hemos identificado una superstición referente a la querencia del cerro, la costumbre de regalar el espíritu de cualquier indeseado a la peña o a la caverna, a los espíritus que moran dentro. Hay brujos especialistas en “sacar la querencia del cerro” o en curar el “mal del cerro”.

Notas:
(1)Ver Alfonso Peláez. Sinchi Huaqui Shawa .
(2)Ver Luis Quiroz Amayo. Estamento liguistico marañonico (inédito).

martes, 9 de diciembre de 2008

LITERATURA: El relato oral

En el imaginario popular abundan leyendas, cuentos, tradiciones, anécdotas no escritas y que circulan de generación en generación para amenizar las conversaciones, para pretender corregir entuertos o a manera de sabias sentencias.
Celendín es un pueblo muy ingenioso para estas narrativas. Actualmente la mayoría de nuestros niños y jóvenes desconocen estos relatos orales, absorbidos por los medios informáticos y alejados del diálogo enriquecedor desde el hogar y la escuela.

Felizmente mentes preocupadas por preservar la oralidad del pueblo han llevado al papel esas manifestaciones, unas veces fieles a la originalidad y otras recreando los textos. Uno de ellos es el celendino Pompeyo Silva.
De la revista “Jelij” No. 3 – Lima, julio 1995, hemos tomado el siguiente texto:


ANÉCDOTA CELENDINA
TÍO DOMINGO “EL TRONCO”
Por Pompeyo Silva
En el año en que nació “Cuevita”, el municipio de Celendín ofreció muy buena gratificación a la persona que trajera de la Pampa Grande, un gran tronco de eucalipto donado por don Juan Chávez Sánchez, para ser utilizado en la construcción del camal. Varios intentaron mover el tronco sin conseguirlo, ya que sus dimensiones eran poco comunes.

¿Cómo trasladar el tronco al camal?

Uno de los concejales visitó a Tío Domingo y le informó de la oferta municipal para el traslado del tronco; luego le preguntó: ¿Qué podemos hacer, Tío Domingo, para trasladar el tronco hasta el camal? Yo lo traigo, contestó el interpelado; pero que me acompañe el municipio en pleno con la bande de músicos; no cobro nada.
El concejal informó al señor alcalde que Tío Domingo ofrece sus servicios en forma ad-honorem. El alcalde citó a todos los concejales para una sesión urgente. Luego dispuso que Pedro “El campanero”, toque el bombo en las cuatro esquinas de la plaza de armas (señal para que se reúnan los músicos); mandó comprar una gruesa de cohetes y algunas botellas de vino marca “El abuelo” para festejar el acontecimiento.
Producida la sesión se planificó la marcha a casa del Tío Domingo para acompañarlo a la Pampa Grande. Formados en columna de a tres marcharon con dirección a Shuitute, lugar donde vivía el oferente. Tocaron la puerta de la casa, salio Tío Domingo con una silla en la zurda, la puso en el centro de la calle y ordenó que los músicos toquen un paso doble; se paró sobre la silla y creyéndose el general Sucre dijo: “¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy pende la suerte del camal”. Después, creyéndose Bolívar, agregó: “Vais a contemplar la obra más grande que el cielo ha encargado a los hombres; yo traeré el tronco para el camal”. Todos prorrumpieron en vivas y hurras a Tío Domingo e iniciaron el desfile a la Pampa Grande, con el alcalde, el gobernador y el susodicho a la cabeza. Cerraba el desfile la banda de músicos ejecutando dianas, mazurcas y el chumaychillo .
Cuando llegaron al lugar donde estaba el tronco, formaron una gran circunferencia alrededor de la mole, en un silencio sepulcral. Tío Domingo se acercó al tronco, hizo la Señal de la Cruz y luego de hacer ejercicios respiratorios y algunas genuflexiones , se puso en cuclillas y ordenó a los mirones: ¡Álcenme!
Como ninguno se atrevió a obedecer la orden, Tío Domingo se incorporó y dijo: Que conste que no es mi culpa; yo he querido llevar el tronco hasta el camal, siempre que alguien lo ponga en mi espalda. La nutrida concurrencia festejo la ironía e ingenio y haciendo los comentarios de ley regresó a la ciudad; los músicos con los instrumentos bajo el brazo, Pedro “El campanero” con los cohetes sobre el hombro; los ediles lamentando el fracaso; el “Hishanau” se hizo humo con el vino y los curiosos patidifusos con la ocurrencia de Tío Domingo.