domingo, 10 de febrero de 2008

POESÍA: Oscar Zevallos Marín

DEL FONDO DEL BAÚL

Por Jorge A. Chávez Silva, “Charro”

Hurgando en el baúl de los recuerdos, la frase, aunque suene cursi, tiene algo de cierto, es verdad que el baúl ya no es el viejo arcón familiar que guardaba las cartas, esquelas, recuerdos de comuniones, misas de difuntos, lazos de landarutos, cabos de año, etc., la Biblia familiar con anotaciones de nacimientos entre versículos y por supuesto, las viejas fotografías, ajadas por el tiempo, que hablaban con elocuencia de los tiempos idos, en que todos los habitantes de la ciudad parecían gozar del tiempo del mundo; hoy, el tal baúl es virtual y se esconde en los vericuetos y discos de una PC.
Hurgando entre estos discos nos hemos topado con esta fotografía tomada frente al taller de Martín Sánchez (Juacha) alguna tarde calurosa de los años 60. El jirón Ayacucho aún conserva la acequia de desagüe, característica del Celendín de entonces y en ella se distingue a estos alegres muchachos, la mayoría de ellos del antiguo barrio de “Las Lagunas”, como se le llamaba al ahora rebautizado huachafamente “residencial San Isidro”.
Con el poeta Jorge Horna Chávez hemos tenido siempre la inquietud de ubicar alguna fotografía de nuestro poeta Oscar Zevallos Marín, el recordado “Push” y he aquí, que donde menos se piensa, salta la liebre y podemos presentarles esta primicia antigua en la que aparece justamente el poeta, primero de los de la izquierda en cuclillas y de paso, como regalo de fin de carnaval, les regalamos de yapa un poema de su inspirada y romántica pluma.

Figuran en la fotografía, de izquierda a derecha en cuclillas: Oscar Zevallos Marín, el “Coche” Peralta, Martín Sánchez, Zenón Chávez Zegarra, Humberto Velásquez García y …Díaz. De pie: Luis Silva Pereyra, Erasmo Pereyra Silva, Héctor Delgado Díaz, Homero Velásquez Díaz, (¿?) Horacio Chávez Díaz y Edilberto Carrión Muñoz.

ANHELOS

Quisiera mecerme en la rama de tu talle

con delirios de pasión y coloquio

Sepultarme para siempre en los enigmas de tu silencio

como una mística plegaria al borde de tu alma fervorosa

Ser la luz, que es arco iris en la red de tus pestañas

aleluyas de las sombras de la tarde

donde el lirio blanco de mis lejanos poemas reflejan

su nostalgia de ausencia en vigilia consagrada

Quisiera raptar el matiz de la alborada

vestirte con encajes del traje crepuscular.

Anhelo estar misteriosamente en la bruma de tu mirar,

allá en los celajes donde siembras espigas áureas en mi pensamiento

Quisiera estar contigo, hasta en el aire que respiras

con aromas de quietud amorosa en tu candoroso recogimiento

Ser la declinación de tus noches de insomnio

en donde se escucha el gemido de una pena rasguñando tu corazón

Anhelo enjugar mi pesadumbre dulcemente

conmovido en el oscuro profundo de tu calvario

Columpiarme en delirios con dulzura de pasión

en el edén geográfico de tu alma

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