domingo, 1 de abril de 2007

POESIA: JUVENAL VILELA


POETA HABEMUS

Por Jorge A. Chávez S., Charro
Nada nos alegra tanto como la aparición de un nuevo cultor de la poesía en Celendín. La presencia nueva de Juvenal Vilela, corrobora que nuestra tierra sigue siendo la cantera de artistas que siempre fue.
Ya lo dijo César Vallejo “Toda voz genial viene del pueblo y va hacia él”. Esto quiere decir que los pueblos tienen entre su gente espíritus sensibles que ven la belleza que pasa desapercibida para los demás y que así como cantan bondades del paisaje, también saben enaltecer el quehacer cotidiano de la gente sencilla, extrayendo aún sin querelo las lecciones de vida que más tarde nos llevan al reconocimiento y la nostalgia.
Nuestro nuevo autor, Juvenal Vilela Velásquez, nacido en Celendín, en 1979, es poeta, así como promotor cultural e integrante de la Asociación Cultural El Patio Azul, de Cajamarca. Es también bachiller en Obstetricia por la UNC.
Ha publicado El lado azul de la luna, 2004; Danza de mariposas y Una semana en seis días, 2006. En breve dará a conocer Bailando bajo la lluvia.
Es ganador de diversos certámenes literarios: Primera mención honrosa, Concurso Internacional de Poesía El Patio Azul - 2002; Primer lugar, Concurso de Ensayos Universitarios - 2002 y 2003 (UNC); Pluma de Plata y Pluma de Oro, Primeros Juegos Florales Aristidianos - Celendín, 2003 y 2005, respectivamente. Asimismo participó en el V festival Internacional de Poesía “El Patio Azul”, Cajamarca, 2006.

Para apreciar la armonía que puede haber entre los pueblos y sus poetas publicamos estos versos de Juvenal Vilela:

Coleccionista de Lunas

…es la respuesta deshojada a la pregunta:
¿qué pasarán con los otoños
de los árboles
que no plantamos?

Celendín, último huésped del sol, del viejo olor de mis juguetes entinto el color de tus noches, martillando con versos la calamina para mirar desde adentro mis huesos azules, filamentos espesos, oreados en los cercos del jardín.

Gracias, por el tiempo andado hasta hoy y en la delgada curva de todos tus giros, por zurcir en tu cobriza piel la cosmética cicatriz de todas las piedras, o en la eternidad que custodia tu nombre, repetir oblicuamente las consonantes de mi madre.
Hoy, que la metálica entrega de una sola estrella… basta!. sólo soy dueño de mi ventana y el que en la vigilia de los balcones, alquila cada noche la calle… frente a una casa cualquiera.

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