lunes, 29 de junio de 2009

HOMENAJE: Centenario de Julio Garrido Malaver.

Del 02 de julio al 31 de septiembre del 2009, en Trujillo, el Gobierno Regional de La Libertad, rendirá homenaje al gran poeta celendino Julio Garrido Malaver, en el cual participarán poetas, escritores, estudiantes y público en general.
La vida Garrido Malaver es un vía crucis de luchas e ideales reprimidos a sangre y fuego
En esa vida a salto de mata, sus versos mayormente se deslizaron a través de las rejas de las prisiones que albergaron su juventud, a causa de su temprano quehacer político.
Esos versos tejidos con el cariño de las hebras del sombrero, con el sello del cielo celendino y sabor a chocolate, llevaron al nombre de Celendín al mundo.
Y, sin embargo, en esta ocasión para el homenaje, no vemos participación de ninguna de nuestras autoridades de la provincia. Como puntualizaramos en un artículo anterior, en nuestra tierra es tan hondo y doloroso el olvido para con genios como Julio Garrido Malaver, que ni siquiera una calle, ni una institución, lleva su nombre.
CPM, a través de Espina de Maram, su suplemento literario, sigue el trajinar creativo de Julio Garrido Malaver, llevándolo al conocimeinto de las nuevas generaciones, que ignoran su aporte, de primerísimo orden, a las letras del Perú.
Para conocimeinto de los intelectuales y público celendino que quieran, como CPM, aunarse a este merecido homenaje a nuestro ilustre paisano Julio Garrido Malaver, incluimos el Programa de Celebraciones y el texto que, a propósito de la publicación de su antología en siete libros por el poeta César Calvo Soriano, escribiera en "Cuadernos de Vida", otro gigante de la literatura peruana, nuestro paisano Jorge Díaz Herrera (NdlR).

Collage que muestra algunos aspectos de la vida de Julio Garrido Malaver.

PROGRAMA

DIA 02 de Julio Homenaje a Julio Garrido Malaver a.12.m. a 13.00 horas
Lectura y entrega de Resolución Regional de reconocimiento. Consejo Regional La Libertad. 13:00 a 13:30 horas. Cóctel de honor.
02 – 17 – 31 julio Rol de Conferencias:
La Poesía en JGM
Beethoven Medina S. Carlos Garrido Chalén Jorge Chávez Peralta
Lucha Social en JGM
Ramiro Paredes S. Bertha Malabrigo Víctor Ibañez
Periodismo y Diario El Norte
Blasco Bazán María Ciudad de Luna Juan F. Paredes C.
02 al 14 de Julio Inauguración de exposiciones:
19:00 horas Exposición Fotográfica y de documentos: JULIO GARRIDO, POETA Y POLITICO / Banco Continental 19:00 horas. Exposición de fotográfica y poética de la ciudad natal del poeta: CELENDIN EN TRUJILLO / Caja NorPerú
2 al 23 de Septiembre Concurso de Poesía JGM . Presentación, distribución de bases . Recepción y evaluación de trabajos presentados por el Jurado.
Entrega de premios y homenaje por los alumnos en el Día de la Juventud.
Clausura.


Homenaje a Julio Garrido Malaver en 1950 por estudiantes de la Universidad de Trujillo. Esta foto es histórica pues en ella aparecen los principales dirigentes trujillanos del Apra joven de la época, entre ellos están Luis Felipe de la Puente Uceda, el celendino Manuel Pita Díaz, Gonzalo Fernández Gasco, Luis Iberico Más, el poeta Elio Otiniano Mauricci, entre otros. Mejor dicho, la generación que iba a fundar el Apra Rebelde, que, convertido en el MIR histórico, en la década del 60, con su alzamiento en armas, precipitó el cambio estructural en el Perú y la salida del país del atraso y la feudalidad.

LA POESIA A PESAR DE TODO
Por Jorge Díaz Herrera
El poeta Julio Garrido Malaver, nacido en la sierra norteña de Celendín (1909), es una de las presencias más significativas de la vida cultural del Perú. Su larga trayectoria de militante aprista, partido político en el que se enroló desde muy temprana edad, ha poblado su biografía de persecuciones, cárceles y destierros, convirtiéndolo en un líder histórico del APRA y en un paradigma de luchador social ajeno a las ambiciones del poder, incluso conviviendo con él.
Su extensa obra poética ha sido forjada entre los trajines propios de quien opta por ese turbulento universo de las contiendas sociales, lo cual lo ha mantenido siempre más cerca de las organizaciones populares que de las capillas literarias. De ahí que su poesía haya permanecido inédita en su mayor extensión sino desperdigada en periódicos, revistas o ediciones de limitado tiraje.
Apreciemos algunas consideraciones que, al respecto, manifiesta Antenor Orrego (Libro tres): “En la ruta enardecida -¡ruta agónica!- de nuestras vidas (la de Orrego y la de Garrido Malaver),… muchas veces hemos marchado juntos, más bien, hemos sido vecinos asiduos del mismo trajinante afán, mano a mano, con las esperanzas y desesperanzas de la patria. Ora, envueltos en el oleaje encrespado y multitudinario del pueblo; ora trenzados a corazón sobrado, en el hiriente diálogo y en la resonancia trepidante de la representación nacional…; ora, frente a frente, a dos rejas, cuyos barrotes enjaulaban nuestros pasos, tajaban de vejamen nuestros rostros… Aún tras las rejas, reventaban, día tras día, los botones lucientes de su obra poética que viajaban presurosas a mi celda por no sé qué arte taumatúrgico, inexplicable dentro de tan ceñida vigilancia… Versos escritos en el encalado de la pared carcelaria con bastos trozos de carbón, únicos materiales de los que disponía el poeta para su magnífico despliegue de canciones murales, allí donde sólo habían imperado siempre, agazapados, los gemidos y las sombras de los desgraciados. De esta suerte he sido testigo constante y fehaciente de su obra”.
La publicación de la poesía de Julio Garrido Malaver en siete libros se debe al trabajo de selección, revisión y supervisión del poeta César Calvo Soriano, quien abre los textos con un alborozado anuncio al lector: “Como un dios asombrado, huraño, incrédulo, su canto está escuchándose en los siete colores de estos libros. Para nosotros él está cavando al pie del arco iris que ha creado- los oros insondables de todo y de sí mismo”.
En el prólogo (fechado en 1940. Libro Uno), Antenor Orrego saluda la aparición de la poesía de Julio Garrido Malaver como la aparición de un cantor de América cuya voz se afinca en la nueva y en la ancestral humanidad de su tierra, en su estructura emocional, pasional y sensitiva.
Dos características esenciales señala Orrego a la poesía de Garrido Malaver en dicho prólogo: “El don de recoger directamente las imágenes, las metáforas, los símiles de su contorno telúrico” y “su indigenismo auténtico y contemporáneo, su indigenismo con historia vigente”.
Luego Orrego sintetiza el fundamento de ambas apreciaciones con los siguientes motivos: “Para leer y comprender a Garrido no se necesita un lexicón quechua, ni un vocabulario aymara sino poseer la emoción, la visión y la sensibilidad de la América actual y contemporánea. Habla y traduce directamente lo que ve, trasmuta el paisaje en estado de conciencia y en nota musical, recrea su mundo dentro de sí mismo y logra un arte personal, una versión singular de la realidad, sin caer jamás en ese chapucero descripcionismo escolar, de que tanto se ha abusado en nuestra literatura”.
Quince años más tarde, en 1955 (Libro Tres), con motivo de la aparición de La dimensión de la piedra, libro de poemas de Julio Garrido Malaver, Antenor Orrego desarrolla en Un poema del ser y de la trascendencia, sus juicios sobre las virtudes del poeta, trocando su inicial saludo prologal de 1940 en una encendida, firme y convincente admiración por su obra. Es así como, entre otras aseveraciones, sostiene los siguiente:”Garrido ha demostrado ser, a través de su copiosa y extraordinaria producción, enteramente libre.. Tan libre, que ha dejado todo el florilegio poético de la mayor parte de sus contemporáneos; toda la evanescencia trivial, todo lo iridiscente y elegante parloteo… para dar una picada tan a fondo en el abismo lejano de la vida y arrancar, desde el volcado ángulo de la sima, la estrella fulgurante de su emoción poética”.
Orrego considera que el feliz asombro que despierta la poesía de Garrido Malaver viene de su riqueza expresiva, de su sencillez, de su ingente articulación de imágenes desenvueltas alrededor de motivos elementales. “La hazaña de su genio de su genio de artista –afirma- es haber logrado que la palabra simple, sin distorsión alguna, alcance a tramitar la frescura paradisiaca, el esplendor edénico de su emoción poética y metafísica ante el ser, el tiempo y la eternidad del hombre. Sus palabras son mensajes de revelaciones porque son tan radicalmente inocentes que se acomodan a todas las múltiples dimensiones de la realidad, como el niño, cuya alma primigenia, llega a la comprensión, a la amistad y al amor de todos los hombres en sus diversas manifestaciones vitales.Y, tras equiparar el significado literario de Garrido Malaver con el de Vallejo, Orrego delinea las diferencias entre ambas singularidades poéticas: “De allí que la frase de Garrido Malaver sea un apotegma epigráfico, sencillo y elíptico, a la manera bíblica, cargado de sabiduría y de luz eterna. La frase de Vallejo es una obra maestra de belleza verbal, una joya novísima que acaba de troquelarse en fragua de portentoso estilo. Ambos son poetas profundos y sustanciales.
Tales puntos de vista, incluidos en el Libro Tres, los manifiesta Orrego precedidos de una elocuente sentencia: ”No conjeturo la impresión inmediata que produzcan mis palabras. Tal vez algunos las crean excesivas. Así fue, exactamente, cuando hace 35 años, dije lo que dije sobre la obra de César Vallejo. Recién hoy empieza a percatarse la gente –sobre todo, la gente de letras- que entonces tuve razón. Nada parece excesivo ahora tratándose del creador de Trilce. ¿Serán necesarios otros 35 años para que se crea lo mismo de Garrido Malaver? Estremece pensarlo.
Los siete libros de la poesía de Julio Garrido Malaver, a través de sus 41 títulos, son un elevado canto a la tierra y su fusión con el hombre que la habita, al paisaje visible y al paisaje invisible que la reflexión y la sensibilidad del poeta otean de modo infatigable, tal cual si miraran al fondo de sí mismos.
En versos desvestidos de toda ornamentación que no sea la imprescindible para lucir la humanidad que guardan, Garrido Malaver va mostrando a los ojos del lector un univero de criaturas idealizadas por la añoranza: “Ella no usa espejo/ la cara se mira/ de frente en el cielo”, nos dice de la pastora Carmen. “La luna está colgada de un alto capulí/ con un dedo en la boca mirando a Celendín”, dice en los versos iniciales para hablarnos de su provincia natal. Y, en versos posteriores expresa: “Llegaron las horas malas para mi tierra…/ ¡Y como ya no hay palomas que matar/ matar al hombre a balazos/ les da igual!”.
Luego, en “Palabras de tierra”, agrega: “A esta hora, hermano/ y a esta altura,/ si arrojas una piedra/ cae en tu propio corazón…” En La dimensión de la piedra (Libro Tres), uno de sus libros más celebrados, Garrido Malaver extrae de ese mudo elemento lítico las meditaciones poéticas más hondas que tipifican el tono metafísico de su poesía: “La piedra es una esperanza de Dios”. “Muchas veces he sorprendido al viento, arrodillado como un niño/ junto a la piedra/ rogándole que diga todo lo que decía de sí misma/ y lo que vio, cuando de todas partes, en la tierra,/ emergía la voz en carne humana.” “Podrá el hombre, algún día/ esculpir en los Andes graníticos/ la imagen de la luz.
Los cantos de sangre castigada (Libro Siete) es quizás uno de los poemas a través del cual Garrido Malaver expresa con mayor emotividad el ancestro nostálgico, melancólico de la heredad andina, con una voz más cercana al candor de la infancia que al tono lastimero y quebrado del hombre adulto: “Y tengo ganas de llorar/ como sólo se llora/ cuando uno se ha perdido para siempre/ a lo lejos y dentro de sí mismo…!” “Mi madre tenía mucho miedo/que uno a uno/ nos fuéramos sus hijos!” “¡La vi llorar/ cuando ninguna estrella/ se encendía…!” “Ella tenía miedo/ que alguno de sus hijos/ no tuviera destino…/” “Pero nací en Ciudad/ con Templo/ Torres/ Campanas y días santos…/ Y aquella Tierra Musical/ del Marañón arriba/ llenó mis venas/ con sus ecos y voces/ y colores/ dando a mi voz este sabor de tierra/ que me quema en la garganta/ como debe quemarle el alma/ a la semilla/ cuando le impiden crecer como soñaba…” “Cuando nos quedamos sin tierra/ quise ser caminante7 y lo habría logrado/ si hubieran sido/ libres los caminos…”
La colección de siete libros se cierra con un colofón de César Calvo, “para finalizar por el comienzo”, en el que rememora al poeta Garrido Malaver en las épocas que “el dictador Odría le había declarado la guerra al Perú”. César Calvo evoca al poeta entre conspiradores “apristas, anarcosindicalistas, comunistas, enemigos todos de la tiranía, gentes de verdad, y además verdaderos, que nunca se atrevieron a masticar ni aire en estando entre hambrientos, que no desesperaban por no dejar de vivir en la pobreza sino por dar la vida para que los demás no fueran pobres”, y que salían “a Cajamarca, a Trujillo, a no sé dónde. Y de no sé dónde a las cárceles, las torturas, el exilio, la muerte. Y de nuevo al combate”.
Luego, César Calvo manifiesta en líneas posteriores: “Quizás son ya incontables las personas que –desde mí- se enorgullecen de haber podido asumir y sabido cumplir, sin ninguna otra razón que la pasión, con la tarea que como un reclamo nos encargó el tiempo. Editar las almas de Julio Garrido Malaver en estos siete libros de un arcoiris encendido a pesar de la noche. Con regocijo se lo devolvemos a nuestros pueblos. Sabemos que es América toda quien recupera, por fin, a una de sus voces más genuinas”.
La publicación de estos siete libros de poesía resulta ser, qué duda cabe, uno de los mayores homenajes, si no el mayor, que un poeta peruano recibe en vida en el Perú. Homenaje mucho más significativo si se tiene en cuenta que tal iniciativa ha sido propuesta y llevada a cabo hasta su etapa final por César Calvo, poeta de gran dimensión y de gran vitalidad en las letras latinoamericanas.

1 comentario:

Enrique Huerta Berríos dijo...

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