jueves, 18 de junio de 2009

OPINION: Árbol de Oportunismos…

Por: Enrique Chávez Aliaga
He pasado el día como andando un camino enhiesto que aún al bordear las once de la noche, parece interminable. Exhausto, me detengo a un costado de esta pendiente. Aquí, entre las espinas, parece haber un lugar donde pasar una noche más de mi existencia. Antes de entregarme al sueño, decido ojear algunas páginas de “Árbol de Atisbos”, poemario presentado recientemente en nuestra provincia por nuestro paisano, el poeta Jorge Horna Chávez.
Palpita tu gran voluntad / en la copa de los eucaliptos / porque fuiste a calmar tu única sed / en el alivio del dolor campestre… Susurra mi alma, leyendo a Horna; y de pronto, el éxtasis literario en el que estoy a punto de envolverme, se ve interrumpido intempestivamente por el recuerdo de la noche en que presentaron este poemario, y el de la participación lindante con la tragicomedia y el oportunismo que tuvo el alcalde de nuestra provincia en dicha ceremonia.


El Burgomaestre de nuestra provincia tuvo a su cargo – después de haber renunciado a dar las palabras de bienvenida – el brindis de honor. En su discurso, don Juan de Dios, se olvidó del Árbol de Atisbos que se presentaba y, por el contrario, reseñó, alabó y santificó la gestión municipal que encabeza. Y claro, la reseña, el panegírico y la santificación, tuvieron más asidero en el seso, en la eterna nebulosa, que en la realidad.
Santificar en nombre de Celendín una gestión municipal que se inauguró con despidos arbitrarios e indicios de corrupción; y que luego ha sobrevivido acompañada de la ausencia de un proyecto de verdadero cambio para nuestro pueblo; una gestión municipal que ha incumplido casi todas sus promesas electorales, y que ha vivido más de los spots y videos publicitarios que de verdaderos proyectos de desarrollo a largo plazo, es en realidad un craso error del señor Tello.
Del apoyo y la promoción del arte y la cultura, también se ocupó don Juan Tello. Elogió la Banda de Músicos Municipal (banda que también elogio yo, por cierto), habló de la remodelación del Centro Cultural, de talleres de arte, etc. Cosas que son muy importantes, y que en cierto modo, han ido avanzando. Pero lo que no entiende el Señor Alcalde es que la promoción del arte y la cultura, es también respeto al arte y la cultura. Una Banda de Músicos es importante, pero más importante es el respeto y la consideración al músico (de esto tienen su propia opinión los talentos que participan en la Agrupación Musical de la Municipalidad). Un discurso en defensa del patrimonio cultural suena bien, pero más importante es que se le defienda y respete; un soliloquio promoviendo la planificación del crecimiento urbano es medianamente útil, pero más importante es cumplir la promesa de recuperar algunas calles secuestradas para construir casas y negocios de personas cercanas al poder político; el elogio a un poeta por parte del Burgomaestre es, sin duda alentador, pero más importante es el respeto al poeta y a sus ideas; y aquí le quedó grande la envestidura de alcalde a don Juan de Dios, que ni supo defender el patrimonio cultural en nuestras principales calles, ni cumplió su promesa de habilitar calles cerradas por construcciones privadas y ni siquiera respondió a la inquietud que la noche de la presentación de Árbol de Atisbos le formulara don Jorge Horna en torno a la alicaída Biblioteca Municipal. Pero en el discurso de brindis de aquella ceremonia, don Juan de Dios parecía vivir en la ciudad de las maravillas, con una gestión municipal también de las mil maravillas.
En Hebreo, el idioma del pueblo elegido, davar es un homónimo que significa palabra y también la cosa en sí. Que pena que don Juan Tello y muchos políticos tradicionales e improvisados, no sepan de esto y se encarguen cada día de hacer más grande el divorcio que existe entre sus palabras y sus hechos. Que pena. En verdad es una lástima.


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