viernes, 5 de septiembre de 2008

POESÍA: Juan Tejada Sánchez, "Juatesán"

La persistencia en la búsqueda, rescate y difusión de nuestros valores literarios, artísticos, culturales e intelectuales, es un reto. De allí la importancia de las publicaciones impresas que documentan épocas o etapas, con sus aconteceres, retazos culturales que confluirán - algún día- en la construcción de la gran historia nacional, real y auténtica, que aún no se ha escrito.Nuestro pueblo, Celendín, ha sido partícipe de los hervores que mueven conciencias. Son testimonios las diversas revistas publicadas en décadas pasadas y que hollaron felices el tiempo. De esas fuentes cosechamos la valoración literaria de Juan Tejada Sánchez (NdlR).

LA POESÍA DE "JUATESÁN"
En las revistas "Marañón" y "Jelij" hemos encontrado los siguientes comentarios:
“Juan Tejada Sánchez, o concretamente como acostumbra firmar, Juatesán, escribió con desprendimiento que selló toda melancolía y penuria. Su lucha interior luce en un verso, sin resignarse a vegetar sino a nutrirse de mayores soledades, de nuevas esperanzas. Y, sin embargo, el hombre sigue siendo superior al poeta. Nada reclama de su inconsciente como constante búsqueda del cielo. El infinito está en sus manos, en las calles, en la vida, en la ronda vocinglera de los niños descalzos, en la pobreza del campo. Sus poemas tiene el temblor de la herida viva”.
(Jorge Wilson Izquierdo)

“Poeta de diamantino verbo y emoción alturada de nieve y llameantes pupilas”.
(Armando Salas Gamarra, vate y escritor cusqueño)

“He vuelto con satisfacción, a leer la producción emotiva de tus versos en los dejas traducir cual agua de fuente cristalina que las borrascas de la vida dejó en ella. Dolor infantil cuya inocencia no es culpable de su amargura; una innovación feliz de verdadero apostolado para acercarse a Dios y una página de la vida arrancada de tu pecho que la escribiste con lágrimas.
Adelante, Juan, pero dulcifica en tus versos el optimismo de la vida”.
(Orestes Tavera Quevedo)

Y a continuación las exquisitas palabras de una de las mejores amigas del poeta Juan Tejada Sánchez:
"...como tenía en mi poder dos hermosos poemas de Juan, en calidad de obsequio, es que me hice presente con ellos para que fueran publicados en "Marañón", porque era egoísmo de mi parte mantenerlos ocultos. Quería que las personas que admiran a este poeta celendino, compartieran conmigo las profundas metáforas que revelan su calidad literaria. (...) somos dos almas que nos hemos amado. Nos seguimos amando. (...) La palabra Amor es tan intensa y amplia como Amigo, y tengo la satisfacción de usar ambos términos como lazos de mi sincera amistad con Juan."
(Rosario Rivera)

Alcanzamos a los lectores de Espina de Maram, los versos de Juatesán, con respeto y admiración:

MARÍA DEL ROSARIO
Alma que en mis versos pusiste
manojos de ternura, con agua viva de sueños
Esperanza, que como porción de agua
refrescó mi calcinada arcilla
Manos que modularon mi estatua
como perfección a la vida
Brotaron en mi camino lirios blancos,
sus cálices eran de luces
en el amanecer en que nos vimos
cantaba el aura una canción de fantasía

(…)
Me hablaste de un mundo invisible
donde se borra el dolor
Me hablaste de aquel que tocaba las puertas
en las noches de crudo invierno en busca del amor
Como si hubieses querido preparar mi alma
para el gran viaje sin retorno
Participé de tu cena de angustias
que la mesa de la vida puso delante de ti
Son para ti, María del Rosario, estos versos
que llevan el blanco lirio de tu alma.

LA RONDA
Los niños descalzos
han vuelto a la ronda,
los claustros silentes
remedan su voz.
Cantando esta ronda
con los niños pobres,
en mi costado abierto
palpita el amor.

(…)
De las manos cogidos
alegres se van
las plantas descalzas
como el divino Jesús
descalzas las plantas
de estos niños pobres
jugando a la ronda.
Con mi corazón
se bordan sus yemas
de fino rocío,
las tiñen de oro
los rayos del sol.
Al son de la ronda
los niños se van
por la senda cierta
del amor de Dios.
Al son de la ronda
los niños se van
hacia el mundo invisible
a donde guiarlos quiere
mi corazón.

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