domingo, 1 de junio de 2008

REFLEXION y POEMA: José Marín González

José Marín González, docente y científico social peruano, nacido en Huacapampa, Celendín, en 1948, vive actualmente en Ginebra, Suiza. Ha realizado importantes investigaciones sobre los múltiples universos culturales de la Amazonia peruana y brasileña. Se doctoró en antropología en la Universidad de La Sorbona, cursó postgrados en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) de París, en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo (IUED) y en la Academia Internacional del Medio Ambiente de la Universidad de Ginebra, donde enseña desde 1989. Es investigador de la Red Internacional Universitaria de Ginebra (RUIG), trabajó en África con la UNESCO y colabora con instituciones y publicaciones de Europa y América Latina. Se doctoró en antropología en la Universidad de La Sorbonne, cursó postgrados en el Instituto de Altos Estudios de América Latina (IHEAL) de París, en el Instituto Universitario de Estudios del Desarrollo (IUED) y en la Academia Internacional del Medio Ambiente de la Universidad de Ginebra, donde enseña desde 1989. Es investigador de la Red Internacional Universitaria de Ginebra (RUIG), trabajó en África con la UNESCO y colabora con instituciones y publicaciones de Europa y América Latina.

TEXTOS DE GABRIEL CHAKIL

PENSANDO LA PATRIA INICIAL

Por Gabriel Chakil (José Marín)
Noreste del Brasil, costa atlántica, Recife, abril 2006,
Reflexiones intimas sobre la identidad afectiva e histórica, al indagar sobre mi ancestros maternales, en los archivos históricos de la ciudad de Recife, capital del Estado de Pernambuco.
Pasar unos días en esta ciudad, para investigar, sobre el tránsito de mis ancestros por el noreste brasileño, fue una inolvidable experiencia vital.
Recife y la región de Pernambuco, fueron la ciudad y la región, donde probablemente llegaron mis ancestros, procedentes de Ámsterdam, entre 1624 y 1654. Eran judíos sefardíes, refugiados en Holanda, después de ser expulsados de España en 1492 y de Portugal en 1498, Entre el final del siglo XV y principios del siglo XVI.
Estos judíos fueron utilizados por los colonialistas holandeses, por su conocimiento del portugués y formaron un contingente importante, de la invasión holandesa a las posesiones coloniales portuguesas del noreste del Brasil actual.
El fin de la incursión holandesa en 1654, permitió a Portugal recuperar sus territorios. Terminada la presencia holandesa en la región, los judíos perdieron todos sus bienes, que fueron confiscados y tuvieron el plazo de tres meses, para abandonar la región.
Una gran parte de estos judíos viajaron hacia Nueva Ámsterdam (Nueva York) , otros subieron hacia el norte, a la Guayana francesa y desde Cayena, se dispersaron por el Caribe, entre sus diferentes islas. En Curazao, se fundó una de las primeras sinagogas de América, la primera se fundó en Recife. En esta época, un grupo menor se internó en el nor-oeste de Venezuela y el norte de Colombia. El comercio actual en esta región es controlado en gran parte por los descendientes de ellos.
Mis ancestros fueron obligados a reanudar su nomadismo secular y vital, surcaron el río Amazonas, y llegaron después de un accidentado y prolongado trayecto a Yurimaguas, pueblito ribereño sobre el río Huallaga, en el norte de la Amazonía peruana. desde Yurimaguas, subieron hacía el valle interandino, donde se sitúa actualmente, la ciudad y la provincia de Celendín, en el norte del Perú.
Vista de Huacapampa desde Loma del Indio (Foto Charro)
Mis ancestros, lograron refugiarse en un pequeño pueblo indígena caxamarca, denominado Huacapampa, muy cerca de Celendín, donde se amancebaron con las indígenas. Desde este pueblo, se proyectaron como comerciantes itinerantes, hacia la región andina y la cuenca amazónica, igualmente, descendieron hacia la costa norte peruana, a Trujillo y al puerto de Pacasmayo, para seguir por el mar hacia Lima o el extranjero.
Por el sur andino llegaron hasta Salta, en el norte argentino. En su recorrido, de comerciantes itinerantes, comerciaron en diferentes pueblos, a caballo y con mulas, para transportar sus mercancías. En su recorrido, lograron realizar algunos sueños, sembrando en diferentes pueblos del área de su desplazamiento, el jardín eterno, de sus familias extendidas, algunos hijos, que florecieron como orquídeas. Frutos humanos, de los que yo, privilegiadamente formo parte viviente.

RAÍCES
Por Gabriel Chakil (José Marín)
Volver tras las huellas de mis ancestros maternos es transitar por sus caminos seculares, es como viajar a través del túnel, del cordón umbilical que nos permite re-visitar los caminos eternos que heredamos de ellos.

Viajar en busca de los ancestros y de sus suspiros, que todavía flotan en el bosque y los horizontes de esta geografía de la nostalgia eterna, es como lograr comprender finalmente, el sentido vital y poético que tienen el viaje de los salmones a las fuentes originarias y vitales, que le dieron la vida.

Pero esta vez, mi viaje transcurre entre la tierra y cerca del mar, en un bosque habitado por orquídeas y frutas, que es gobernado tiernamente, por una armada de palmeras, que con su perfil enamoran las estrellas...

Volver, es para mí...
Cosechar las eternas miradas y los silencios profundos, de quienes recordamos y son nuestras raíces, frutos y semillas.

Vuelvo, para recoger sus miradas perdidas en el tiempo que pasa implacable.

Volver..., para sentir sus suspiros mentalmente, curar sus ansiedades, que todavía hoy, flotan en el horizonte húmedo de nuestros recuerdos. Sus angustias, sus ansiedades, son nuestras, por que nos habitan y forman parte de nosotros. Sobreviven y vivirán siempre, sus presencias espirituales en el recuerdo cotidiano, que marca nuestro tránsito terrenal.

Qué importante es saber, de qué hemos sido construidos y diseñados en nuestras sensibilidades a través del tiempo y a pesar de las distancias.

Qué plenitud profunda, la de sentirnos un producto maravilloso del mestizaje trasatlántico de raíces, de sentimientos, gestos y miradas diferentes.


Mestizaje espiritual...


Qué sobrevivió a todas las represiones, intolerancias, persecuciones y exclusiones.
Qué placer tan grande, el saber que, al final, la injusticia no sobrevive al tiempo.

Qué placer tan profundo y húmedo, el constatar que no se puede matar a la memoria. Que la memoria es inmortal, cuando hay ojos que nos buscan, corazones que nos sienten, oídos que nos escuchan y memorias caminantes que no nos olvidan y nos llevan por todos sus caminos.


Qué alegría, la de constatar, que siempre podemos volver al comienzo del camino de nuestros muertos y que estos sentimientos, felizmente, no los puedan matar los hombres.
Qué felicidad saber, que somos pasado, presente y que podemos imaginar el futuro. Qué importante es saber, de dónde hemos surgido y poder imaginar quiénes somos. Toda esta riqueza espiritual nos alimenta en la certitud de saber, de dónde venimos y nos permite poder imaginar, a dónde vamos.

Nuestra identidad como construcción afectiva,
se alimenta del reconocimiento, que atestigua la vitalidad de nuestra dignidad y también, del sentimiento de pertenecer a algo, más grande y eterno que nosotros. Todos nos construimos con los otros, los otros somos nosotros. Los otros, con sus miradas y sus gestos, alimentan la certitud de que estamos vivos, de que todavía respiramos, la certitud de que, mañana, podamos besar el perfil del amanecer y acariciar la luz.

2 comentarios:

isabel llin dijo...

Qué bueno volver a encontrarte, José!!!Permíteme que te mande un abrazo enorme, porque hace ocho años que te perdí la pista y hoy he vuelto a saber de ti.Nos conocimos en Málaga (españa) en unas jornadas sobre "interculturalidad",como no! y luego viniste a mi ciudad,Ontinyent, para una conferencia en la Universidad, no se si te acordarás. Mi hermano y yo siempre te hemos admirado, Emilio vive ahora en Brasil, hace dos años que se fue.Me siento realmente feliz porque el camino me ha llevado a tus palabras de nuevo.Me gustaría saber cómo estáis tu y tu familia. Es fantástico saber que sigues en la gran tarea de hacer un mundo diferente y me alegro de haberte conocido.
De nuevo, un gran brazo de hermano.
Isabel Llin

isabel llin dijo...

Un saludo a José Marin, al que conoci hace algunos años en Malaga, España.Es fantástico volver a leer tus palabras, espero que tu y tu familia este bien, me encantaría saludarte de nuevo.
Te envío un gran abrazo de hermano. Fue un grandísimo honor y una suerte conocete.
Isabel Llin