viernes, 11 de abril de 2008

CRONICAS: El Inca Garcilaso de la Vega

CRONICAS: Continuamos en este mes de abril rindiendo homenaje a los escritores peruanos fundadores de nuestra tradición literaria. En esta ocasión ocupa el pedestal de las letras el Inca Garcilaso de la Vega que en sus libros “Los Comentarios Reales” y “La Florida del Inca”, publicados en 1609 y 1617, y en 1605, respectivamente, nos ilustra sobre el acontecer de toda una época: los vestigios del Incanato en contraste con la invasión hispánica, desde una perspectiva dual. Es decir, el Inca Garcilaso de la Vega asume la historia de su ascendencia y heredad aborigen y la transculturación española, como temática de su escritura. (J. H.)


"El Inca Garcilaso de la Vega", óleo de Francisco Gonzáles Gamarra

El INCA GARCILASO DE LA VEGA

Por Danilo Sánchez Lihón
(Extraído del blog
Instituto del Libro y la Lectura del Perú)

Mestizaje e identidad

El Inca Garcilaso de la Vega nació el 12 de abril de 1539 en el Cuzco, capital del imperio del Tahuantinsuyo, en el Perú, y murió el 23 de abril de 1616 en Córdoba, España.

En vida fue admirado unánimemente y se dijo de él: "Príncipe de los escritores del nuevo mundo". Y después: "El americano más insigne de la colonia". Alternó con Luis de Góngora y con don Miguel de Cervantes, con quienes mantuvo mutua estimación.

El significado actual de su vida y de su obra es inmenso no solo porque hace viva la grandeza del imperio de los incas sino porque en el reclamo de una humanidad al borde del colapso y que se debate en una encrucijada, su evocación alcanza a constituir un referente y un paradigma para buscar y encontrar nuevos caminos y atajos y ellos son fundar una sociedad sobre nuevos y recientes valores.

En ella cobran vigencia los principios andinos y resalta la ejemplaridad del modelo social que forjaron los incas. Tomando en cuenta lo que ellos pusieron en uso, es cómo solucionaremos los problemas del presente, en aspectos como la sana cultura alimentaria, la previsión social, el cuidado y respeto del bien común, el cuidado del medio ambiente.

Y es que, con la irrupción española, consecuencia del proceso de conquista, se destruyó un orden admirable que Garcilaso revive y reconstruye, al ser educado por los amautas cusqueños, quienes, no exentos de tristeza, acababan su conversación en llanto diciendo: "Trocóse el reinar en vasallaje".

Con él se da inicio a una nueva etapa en el proceso de la identidad en nuestro continente, considerándosele en este proceso como el primer mestizo espiritual de América.


Los incas gobernaron a su pueblo

Hay múltiples facetas en las cuales el Inca Garcilaso de la Vega es paradigma: como cuando nos plantea el problema vasto y hondo de la identidad. Y del mestizaje, tan visible y conturbado.

Y otro más palmario, hasta el punto de ser desgarramiento en el presente, cual es el ser migrante; aquél que se aleja de su tierra para vivir en otra ajena, evocando sin descanso su lar de origen, con nostalgia que oprime, con tristeza que agobia y tendiendo quizá hasta los brazos en dirección del hogar nativo, anhelando en el alma siempre volver.
Él intentó el regreso el año 1563. No lo cumplió en efectivo, pero sí lo hizo escribiendo, sublimando así un retorno que cada vez se fue aplazando más y más hasta el infinito.

Su obra es clave para el presente, a fin de obrar sobre la realidad con aquellos valores que sólo el Perú alcanzó a realizar en el mundo: el de una sociedad solidaria y fraterna.

Esto fue tan conmovedor comprobarlo incluso por quienes lo avasallaron, que en el testamento subrepticio de un soldado de la conquista del Perú encontramos este apunte que debe ser un ideario de lo que hay que restituir, así como preceptos para una autoridad o un gobernante genuino del presente que quisiera erigirse sobre los despojos y refundar aquí aquella utopía. Aquel soldado al hacer una reflexión sobre la cultura y la sociedad que ellos lamentablemente destruyeron, anota en su legajo final:

"Los incas gobernaron a sus pueblos de tal manera que no había ni un ladrón, ni un hombre vicioso, ni una mujer adúltera o de mala vida".

La escuela del triunfo
Pero la reflexión más significativa que nos plantean estos acontecimientos históricos y estas figuras precursoras, es sobre dos temas de enorme vigencia cuales son el del mestizaje y el de la identidad; fundamentos acerca de los cuales el Inca Garcilaso de la Vega y Túpac Amaru constituyen símbolos egregios.
El levantamiento de Túpac Amaru se hizo reivindicando a todas las razas y dicha sublevación fue para afirmar el derecho y el deber que tenía la gente originaria de este suelo a gobernarse por sí misma.

Túpac Amaru y Garcilaso nos enseñan lo que debemos ser y tener: lo primero, es un saber ser mestizos y, segundo, un saber tener identidad; mestizaje que en vez de ser una desventaja es una gran virtud, pues supone ser y contener la mayor riqueza biológica y cultural.

El maestro mexicano José Vasconcelos proclamó el mestizaje como "raza cósmica"; es decir: fuerte, colosal, poderosa; que cohesionaba a los pueblos, símbolo de la igualdad, de la democracia y de la fe en el futuro del hombre.

Pero, además de saber quiénes somos, hay que identificarnos con aquello que debemos seguir siendo por imperativo moral; es decir, asumir nuestro destino, defenderlo y quererlo, que es lo que nos enseñan Túpac Amaru y el Inca Garcilaso, quienes al decir de Don Jorge Basadre:


"Hicieron de la negación y el fracaso, la escuela del triunfo".

2 comentarios:

Anónimo dijo...

bueno este texto esta realmente interesante es nuestra cultura

Anónimo dijo...

bueno quiero saber cuales son las crónicas?????...