lunes, 9 de julio de 2007

MACHU PICCHU: Julio Garrido Malaver

Hoy que todo el Perú celebra alborozado la proclamación de Machu Picchu como una de las SIETE MARAVILLAS DEL MUNDO MODERNO, cobra nueva vitalidad la palabra de nuestro poeta Julio Garrido Malaver, quien revela el arcano del influjo que la piedra ha tenido sobre los peruanos a través de toda la historia, y cuya máximo representación es sin duda la maravilla que hoy nos enorgullece. Sin dejar de mencionar a otras obras señeras surgidas de la conjunción de la piedra y la voluntad humana, como el templo de Chavín, Chuquequirao, Sacsayhuamán, y nuestro más cercano Kuélap, una de cuyas puertas de llegada es, sin duda alguna, Celendín, lo que debe llevarnos a pensar en cómo hacer prosperar el desarrollo turístico que todos anhelamos.


LA DIMENSION DE LA PIEDRA

Julio Garrido Malaver
(1909-1991)

Monologo en la piedra, y digo, y digo
lo mismo que en mi voz cuando hablo para el viento.
Y me horada una duda en lo más hondo
lo mismo que una pena.
Y me sorprende la idea más antigua sobre el hombre
como un golpe de gracia
que se quiebra, quebrándome, en dos partes:
el origen y el fin, esto es, la nada.
Y me salgo de mi
para buscarme entre los escombros del Tiempo
que fenece sin poder ser el Tiempo
para llorarme al pie de toda huella,
para clavarme y desclavarme en los gimientes leños
sin redención exacta por plural.

Y vuelve mi destino a golpearme con un golpe distinto,
más arriba de todo lo creído,
más adentro de todo lo que la luz encuentra,
más allá de todo lo esperado…

Y divago en la forma de la Tierra.
Y el cielo se me hace nudo grande en el pecho.
Y de súbito me arde, rodeándome, un grito
que a la piedra reclama ser blanda como el pan…


2

En la piedra hay dormida una voz cristalina,
quizá voz del origen,
cada vez más lejana de todo lo que existe
por eso más en vísperas de otro despertar:
vital en resistencia al Tiempo deleznable,
frontera del espacio que evade toda forma,
límite de la luz que en nada se detiene,
perfección inmutable,
ni tesis, ni antítesis, ni síntesis de nada,
tan sólo la expresión de un gesto detenido,
mientras todo sucumbe para no sucumbir…

En la piedra hay un alma de silencio, perfecta,
testigo insobornable de todo lo que al polvo retorna
por ser polvo,
de todo lo que pugna, a fuerza de destino,
por ganar la medida de perfecciones santas!

En la piedra hay un grito detenido
esperando la hora
que desde sus raíces, más profundas, el hombre,
salvador de sí mismo se levante
y camine cantando sus nuevas dimensiones…

¡La piedra es una espera de Dios,
es la segura espera
de que el hombre ha de volver a El
blando como el mejor retoño de los cielos…!

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