Esbozo acerca del poeta
OSCAR ZEVALLOS MARÍN
- En pos de la palabra
Haciendo propicia nuestra estadía en la ciudad de Chimbote en el V Encuentro nacional de escritores “M. J. Baquerizo” (4-7 de octubre 2006), indagamos datos para ubicar a nuestro paisano Oscar Zevallos Marín. El interés esencial era saber sobre su producción literaria, pues, desde sus años de estudiante en Celendín, él ya escribía versos de buen registro. El primer paso fue una llamada telefónica a su domicilio; contesta Soledad, su primogénita, quien nos informa del deceso de Oscar ocurrido hace dos años. La noticia impacta y se anida el dolor en nuestro ser. Pero Soledad nos da la esperanza de que conservan en familia los manuscritos originales de los poemas de su padre. Al día siguiente volvemos a llamar. Contesta Irene, su viuda, accede a nuestro requerimiento y de inmediato nos invita a su casa. El pintor cajamarquino Luis Arbitres me acompaña. La brisa del mar sostiene el resplandor de la tarde; la amabilidad de la familia de Oscar nos hace sentir en el seno acogedor y fraterno. Breve fue la charla, e Irene con el candor de una madre generosa me muestra tres cuadernos en los que está la palabra del poeta. Me autoriza fotocopiarlos e incluso me presta un block completo de los originales.
- El poeta en su senda.
Oscar Zevallos Marín (Celendín 1939 – Chimbote 2004). Hizo sus estudios básicos en la ciudad de Sucre, en los tiempos en que su madre, doña Escolástica, laboraba como maestra de primaria en esos hermosos parajes colmados de verdor y de horizontes seductores que albergan sueños. Su educación secundaria la realizó en el legendario colegio Javier Prado (hoy Juan B. Cortesana). Y su formación pedagógica la culminó en la Escuela Normal de su tierra natal.
Se desempeñó en Chimbote como docente en el centro educativo “27 de octubre” situado en un Pueblo joven, y en la escuela primaria “Pedro Pablo Atusparia”, este nombre lo sugirió Oscar y pugnó para que así se denominara el plantel.
Oscar fue un decidido activista del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) como secretario general de base de su escuela. Su férrea postura gremial le ocasionó reclusión durante 8 meses, junto a muchos maestros, en el penal selvático El Sepa, en el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado.
Desde muy joven, siendo alumno secundario aún, obtuvo galardones y reconocimientos por su producción literaria.
- Sus versos.
Algunos poemas están fechados en la década del 60. Se advierte en esta primera etapa la entrega de su fuerza vital hecha canto amoroso que vence los sinsabores para bosquejar una plena esperanza:
Para ti
Para ti
Yo tengo una hoguera
una flor incendiándose
un firmamento de quimeras
Voy cosechando todos mis laureles,
el arrullo de las palomas,
la cárcel de mi corazón.
Para ti
el temblor de mi pesar,
mi verso en vigilia
la bendición de Dios
El crepúsculo de la tarde,
mis sueños en flor,
mi consagración total.
Para ti
la voz del aura
tomando forma y cuerpo
en el silencio de mi ser
El rosal más hermoso de la primavera
la inspiración más intensa
de mi vida
y el llanto tenue y triste de mi dolor
Celendín/ enero/ 1962
TU NOMBRE
Está prisionero perpetuamente en el puerto azul de mi alma,
sus sílabas son el alba y horizonte en mi vida
Tu nombre está en todos los bajeles y crepúsculos de mi puerto
como el aroma de los rosales en la diafanidad de la mañana
igual que el suspiro blanco de los lirios solitarios,
como la más sincera lejanía en todos nuestros caminos
Yo empecé a pronunciarlo creyendo que no había tormenta en tu cielo
después sólo dije, convencido, Oh fiebre dolor de tu término
Y brotó el capullo de torrentes en mis playas desoladas
Tu nombre, un paisaje gris y peregrino
que ansía abrazar el talle poético de mis tardes iluminadas
una voz prolongada que se avecina por la aldea de mi soledad
Los dos acariciando nuestros nombres quedos
como el arrullo muy distante de los dolores albergados en el pecho
Tu nombre, en el surco abierto de mis versos
para siempre atado a la fibra de mi existir
Tu nombre rezando el angelus nuestro crucificado.
C. febrero, 1960
CONFESION
Para la bondad de tus ojos
no hay fronteras, los bosques
bendicen tu dulzura cósmica
Tu gracia y forma oceánica
baña mi rocoso archipiélago
de cascadas y brumas en confesión
Tu voz canta mi sentencia
su melodía arde en los horizontes
de mis redes marítimas
Nupcias te implora la cumbre de mis anhelos
y una copla de sinceridad en marcha solemne
desfila por nuestros recuerdos.
Chimbole, 1991
También el poeta vuelve la mirada a su entorno, encuentra a otros seres humanos a quienes les brinda su emoción social, su ternura, y rescata la fe reivindicativa, humana, ineludible:
CANTARINO CAUTIVERIO
Dando vueltas a mi tristeza glorificada
amanezco, aguaceral
Cariñosos torrentes prisioneros
se rebasan en el cántaro
indígena de mi cautiverio
Después voy por los barrios
y parques vivenciales
capturando alturas boreales
Transitando por la ciudad
en soledades abstractas
me encuentro con toda
esta multitud sublime y soberana
Mientras que por mi cárcel
salen movilizados estos silencios
muchedumbres desfilando
proletariamente
¡Oh, cautiverio cantarino!
Ch. 1991
Navidad
¡Navidad..!
Suenan en las moléculas
sangrantes del pueblo
Van rumiando y gritando
los caudales grandiosos
por el campo y la ciudad.
La sociedad de consumo.
Concentrado trajina
el descontento
¡Oh, navidad..!
Rebuzna el viento
en lluvia y truenos
Los niños aprietan
sus castillos
mientras la madre y el cariño
deshiela su amor
La morada colmada de luceros
y el mundo va celebrando adormecido
¡Oh navidad, oh nacimiento!
Cómo me duele el hambre
y el peregrinaje en esta noche
sin pan, sin caricias…
Ch. 1991
Esta es una apretada nota –por lo tanto inconclusa- sobre la escritura de Oscar Zevallos Marín. ¿Cuántos otros poetas y narradores de nuestro terruño permanecen en el olvido? Empecemos a sembrar de luces y auroras los caminos para retornar pletóricos al reencuentro con nuestro referentes artísticos, culturales e históricos. (J.H.)
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