sábado, 10 de noviembre de 2007

POESIA: Oscar Zevallos Marín

Esbozo acerca del poeta

OSCAR ZEVALLOS MARÍN

  1. En pos de la palabra

Haciendo propicia nuestra estadía en la ciudad de Chimbote en el V Encuentro nacional de escritores “M. J. Baquerizo” (4-7 de octubre 2006), indagamos datos para ubicar a nuestro paisano Oscar Zevallos Marín. El interés esencial era saber sobre su producción literaria, pues, desde sus años de estudiante en Celendín, él ya escribía versos de buen registro. El primer paso fue una llamada telefónica a su domicilio; contesta Soledad, su primogénita, quien nos informa del deceso de Oscar ocurrido hace dos años. La noticia impacta y se anida el dolor en nuestro ser. Pero Soledad nos da la esperanza de que conservan en familia los manuscritos originales de los poemas de su padre. Al día siguiente volvemos a llamar. Contesta Irene, su viuda, accede a nuestro requerimiento y de inmediato nos invita a su casa. El pintor cajamarquino Luis Arbitres me acompaña. La brisa del mar sostiene el resplandor de la tarde; la amabilidad de la familia de Oscar nos hace sentir en el seno acogedor y fraterno. Breve fue la charla, e Irene con el candor de una madre generosa me muestra tres cuadernos en los que está la palabra del poeta. Me autoriza fotocopiarlos e incluso me presta un block completo de los originales.

  1. El poeta en su senda.

Oscar Zevallos Marín (Celendín 1939 – Chimbote 2004). Hizo sus estudios básicos en la ciudad de Sucre, en los tiempos en que su madre, doña Escolástica, laboraba como maestra de primaria en esos hermosos parajes colmados de verdor y de horizontes seductores que albergan sueños. Su educación secundaria la realizó en el legendario colegio Javier Prado (hoy Juan B. Cortesana). Y su formación pedagógica la culminó en la Escuela Normal de su tierra natal.

Se desempeñó en Chimbote como docente en el centro educativo “27 de octubre” situado en un Pueblo joven, y en la escuela primaria “Pedro Pablo Atusparia”, este nombre lo sugirió Oscar y pugnó para que así se denominara el plantel.

Oscar fue un decidido activista del Sindicato Unitario de Trabajadores en la Educación del Perú (SUTEP) como secretario general de base de su escuela. Su férrea postura gremial le ocasionó reclusión durante 8 meses, junto a muchos maestros, en el penal selvático El Sepa, en el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado.

Desde muy joven, siendo alumno secundario aún, obtuvo galardones y reconocimientos por su producción literaria.

  1. Sus versos.

Algunos poemas están fechados en la década del 60. Se advierte en esta primera etapa la entrega de su fuerza vital hecha canto amoroso que vence los sinsabores para bosquejar una plena esperanza:

Para ti

Para ti

Yo tengo una hoguera

una flor incendiándose

un firmamento de quimeras

Voy cosechando todos mis laureles,

el arrullo de las palomas,

la cárcel de mi corazón.

Para ti

el temblor de mi pesar,

mi verso en vigilia

la bendición de Dios

El crepúsculo de la tarde,

mis sueños en flor,

mi consagración total.

Para ti

la voz del aura

tomando forma y cuerpo

en el silencio de mi ser

El rosal más hermoso de la primavera

la inspiración más intensa

de mi vida

y el llanto tenue y triste de mi dolor

Celendín/ enero/ 1962


TU NOMBRE

Está prisionero perpetuamente en el puerto azul de mi alma,

sus sílabas son el alba y horizonte en mi vida

Tu nombre está en todos los bajeles y crepúsculos de mi puerto

como el aroma de los rosales en la diafanidad de la mañana

igual que el suspiro blanco de los lirios solitarios,

como la más sincera lejanía en todos nuestros caminos

Yo empecé a pronunciarlo creyendo que no había tormenta en tu cielo

después sólo dije, convencido, Oh fiebre dolor de tu término

Y brotó el capullo de torrentes en mis playas desoladas

Tu nombre, un paisaje gris y peregrino

que ansía abrazar el talle poético de mis tardes iluminadas

una voz prolongada que se avecina por la aldea de mi soledad

Los dos acariciando nuestros nombres quedos

como el arrullo muy distante de los dolores albergados en el pecho

Tu nombre, en el surco abierto de mis versos

para siempre atado a la fibra de mi existir

Tu nombre rezando el angelus nuestro crucificado.

C. febrero, 1960


CONFESION

Para la bondad de tus ojos

no hay fronteras, los bosques

bendicen tu dulzura cósmica

Tu gracia y forma oceánica

baña mi rocoso archipiélago

de cascadas y brumas en confesión

Tu voz canta mi sentencia

su melodía arde en los horizontes

de mis redes marítimas

Nupcias te implora la cumbre de mis anhelos

y una copla de sinceridad en marcha solemne

desfila por nuestros recuerdos.

Chimbole, 1991


También el poeta vuelve la mirada a su entorno, encuentra a otros seres humanos a quienes les brinda su emoción social, su ternura, y rescata la fe reivindicativa, humana, ineludible:

CANTARINO CAUTIVERIO

Dando vueltas a mi tristeza glorificada

amanezco, aguaceral

Cariñosos torrentes prisioneros

se rebasan en el cántaro

indígena de mi cautiverio

Después voy por los barrios

y parques vivenciales

capturando alturas boreales

Transitando por la ciudad

en soledades abstractas

me encuentro con toda

esta multitud sublime y soberana

Mientras que por mi cárcel

salen movilizados estos silencios

muchedumbres desfilando

proletariamente

¡Oh, cautiverio cantarino!

Ch. 1991

Navidad

¡Navidad..!

Suenan en las moléculas

sangrantes del pueblo

Van rumiando y gritando

los caudales grandiosos

por el campo y la ciudad.

La sociedad de consumo.

Concentrado trajina

el descontento

¡Oh, navidad..!

Rebuzna el viento

en lluvia y truenos

Los niños aprietan

sus castillos

mientras la madre y el cariño

deshiela su amor

La morada colmada de luceros

y el mundo va celebrando adormecido

¡Oh navidad, oh nacimiento!

Cómo me duele el hambre

y el peregrinaje en esta noche

sin pan, sin caricias…

Ch. 1991

Esta es una apretada nota –por lo tanto inconclusa- sobre la escritura de Oscar Zevallos Marín. ¿Cuántos otros poetas y narradores de nuestro terruño permanecen en el olvido? Empecemos a sembrar de luces y auroras los caminos para retornar pletóricos al reencuentro con nuestro referentes artísticos, culturales e históricos. (J.H.)

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