GRÉGOR DÍAZ, ACTOR Y ESCRITOR AL QUE LA VIDA HIZO DRAMATURGO
Grégor Díaz con artistas de la Tv. (Foto del autor)
Era otra la enseñanza. Con profesores de vocación y entregados a la sagrada obligación de preparar buenos contingentes humanos para la Patria. El niño Gregorio, venido de Celendín, se crió en mi querido barrio de Surquillo, en aquellos tiempos, todavía no considerado distrito. La misma época de Reynaldo Naranjo el poeta y, algo mayor que nosotros, José Chiarella, buen futbolista y luego entrenador. Mauro Mina y Roberto Dávila, este último al que me atreví a retar en "chócala para la salida" y que sería Campeón Nacional de los "Pesados".
Aquel palomilloso Gregorio que creció en el ambiente surquillano y fuera huérfano de padre, me parecía un niño soñador y bebía de aquellas costumbres y tratos populares. Era sano y muy sacrificado porque ayudaba a su madre, como muchos de los compañeros estudiantes. La hora del recreo nos unía y servía para alimentar a "La Abeja", el mural que exponía las poesías de Naranjo, Díaz, Serván y otros con la innata vocación de escribir. Quién diría que, terminada esta hermosa relación primaria, nos volveríamos a juntar en 1954.
En efecto fue en radio "Victoria". Ya no era Gregorio. Ahora se hacía llamar "Crégor Díaz". Estábamos algo cambiados por el desarrollo físico y en un desayuno en el que terciaba Juán Felipe Montoya, me enteré de sus verdaderas intenciones. Tuvo que bregar mucho para abrirse camino. Nosotros ya fungíamos de locutor. Un mal día no volví a saber más de él y con los años sabía de sus incursiones en el Teatro Peruano. La misma época de Ernesto Ráez, Alfredo Bouroncle, Figueroa y otros que que lograron triunfar.
Nació el 21 de Abril de 1933 y sin nuestro permiso, como lo diría Ernesto Ráez, partió al más allá en 2001. Se convirtió en dramaturgo y es así como se le recuerda. No logró consagrarse como actor y perdió tiempo precioso en la televisión. Cuando descubrió su talento de escribir, de narrar hechos de la vida que le tocó observar, no desperdició un sólo instante y, sin haber sido bueno con la gramática, lleno de coraje y voluntad, nos regaló con muchas obras que hoy la juventud teatral sabe reconocer como excelentes.
"Grégor Díaz", hizo el primer intento con "Los del 4" y el recordado Reynaldo DÄmore lo llevó a la escena con resonante triunfo. Vendrían "La Huelga", dirigida por Ráez, "Sin Ton ni Son", "El Círculo de Barro", "Cercados y Cercadores", "Harina Mundo" y otras interesantes producciones que pueden hallar en Internet. Un Dramaturgo en toda la extensión de la palabra. Lamento haberlo perdido. Para nosotros, un ejemplo de "querer es poder". Seguimos sus pasos, no a su altura, y es nuestro orgullo como amigos de toda la vida. Gracias.
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