Mostrando entradas con la etiqueta Elba del Carpio Merino. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Elba del Carpio Merino. Mostrar todas las entradas

domingo, 27 de febrero de 2011

LETRAS: La poetisa Elva del Carpio nos dejó

Hemos recibido esta sentida carta de nuestro amigo Javier Pereyra Díaz en el que nos comunica el lamentable deceso de nuestra poetisa Elva del Carpio Merino en un accidente. (NdlR)
Mis estimados amigos y paisanos:
El viernes 11 de febrero dejó de existir la señorita Elva Del Carpio Merino, como consecuencia de un accidente que sufrió en Lima cuando había viajado desde Celendín a hacerse un chequeo por la diabetes que sufría.

La poetisa Elva del Carpio Merino, de pie, entre el padre Vicente Calleja y Malena Peláez Pérez (Foto archivo CPM)

Ella era muy amiga de mis padres Wilder y Cruz Delmy, fue mi madrina de bautizo, pero para mí y todos mis hermanos siempre fue nuestra madrina. Mi familia está muy apenada, igual que muchos de ustedes que la conocieron, yo no pude asistir a su sepelio porque aún me encuentro de viaje.
Hoy por la mañana llamé a mi madre a saludarla por su cumpleaños y me leyó el poema que hoy comparto con ustedes. Este poema lo escribió mi madrina presagiando su partida, antes de su último viaje a Lima. Lo repartieron en su velorio.
Me decía mi Cruz Delmy: “faltamos en el poema la Chabuca, el Jimenez y yo, para completar a los de la CRUZADA HOGAR DE ANCIANO DE CELENDIN … solo tres quedamos vivos”. Me remonté en el espacio y el tiempo hacia esos hermosos años en que estas grandes personas que evoca mi madrina en su poema, con ella, con Cruz Delmy, mi tía Chabuca Chávez de Tavera y Elmer Jimenez , hacían sus actividades para recaudar fondos, las actuaciones en el salón de actos del Coronel Cortegana y otras más que sirvieron para que puedan comprar de la CASA HOGAR DEL ANCIANO DE CELENDIN que queda en San Cayetano.
En los contactos a quienes envío este correo hay varios amigos y familiares de las personas mencionadas en este bonito poema, estoy seguro que sentirán mucha nostalgia y recordarán igual que yo esas épocas donde la solidaridad, la fe y el amor irradiaban en este grupo de grandes celendinos.
Mucho les agradeceré difundirlo con los paisanos que tengan en sus contactos.
Un fuerte abrazo.
Walter Javier Pereyra Díaz
El “TUCO” Pereyra

Siempre Amigos

Marcha César por delante
su Sofía por detrás
le sigue Orestes muy firme
siempre al son del buen humor.

Y Donita ¿quién creyera?
También tras ellos marchó
conquistando a Elenita
que prontito los siguió.

Nuestra Juanita se dijo
¿por qué no los sigo yo?
y se fue, luego tras ella
su buen Alfredo corrió.

También hastiado del mundo
Arquímedes nos dejó
Ahora son allá arriba
Nuestra embajada, Señor.

Hoy he partido a su encuentro
muy feliz con ellos voy,
a disfrutar de un bocadillo
en la mesa del Señor.

Aunque estoy un poco triste,
por mis “semillitas” de amor,
pero quiero que sepan todos
que aquí Yo estoy mejor.

Elvita

domingo, 5 de abril de 2009

POESÍA: El mirador

En la revista BICENTENARIO, publicada en diciembre de 2002 con motivo de la conmemoración por los 200 años de la fundación de Celendín, apareció un poema de la profesora Elba del Carpio Merino con el título de "El Mirador". En ese entonces nuestra colina San Isidro todavía guardaba gran parte de su natural esplendor. Elba del Carpio versificó y compuso su poema inspirada, precisamente, en el auténtico mirador natural que fue aquella colina, antes de que se le desfigurara y ridiculizara totalmente por la irresponsable y criminal mano edil y por la indiferencia ciudadana de todos nosotros.

Al fondo, apacible colina San Isidro. Paisaje natural y cultural que debió y debe conservarse intangible (Foto Cortesía de “Jelig” PARTA – 56).


EL MIRADOR
Por Elba del Carpio Merino

He subido a San Isidro
tu cerrito atisbador
y desde allí yo contemplo
tu paisaje encantador.

Chacras cual libros abiertos
mensajes de labrador
de eucaliptos escoltados
de pencas y ruiseñor.

Hileras de blancas casas
con romántico balcón
ponchadas de rojos techos,
y de humeante fogón.

Dentro de cada casita
adivino, hay un corrillo
de mujeres que trenzando
sombrero, charlan y ríen.

Por las calles menudean
pasito delator
en busca de rico queso
de chocolate y de pan.

Ya batido el chocolate
de espuma multicolor
suenan los jarros,
y a un lado
se da paso al saborear.

Y yo, bajo saboreando
del paisaje el suave olor,
y un manto de luna baña
a Celendín con amor.